Hoy tengo luz donde ayer había un rincón. Veo, entiendo. Finalmente mi mano roza la pared húmeda, algo descascarada, que se eleva hasta el techo. Ese techo es ficticio, trazado, delineado, sostenido por palabras, ideas que, de un momento a otro, nada más, tan solo menos, son palabras de otros, de los otros.
Tengo forma de caracol. Tengo forma de viento. Guardo en mis bolsillos arena.
De vez en cuando soy un remolino que vaga en las sombras. Otras veces, luz. Pero ya no hay techo, sólo cielo. Hoy tengo luz, donde ayer había un rincón.

No hay comentarios:
Publicar un comentario